En agosto nos vemos by Gabriel García Márquez

En agosto nos vemos by Gabriel García Márquez

autor:Gabriel García Márquez [Márquez, Gabriel García]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788439743088
editor: Random House
publicado: 2024-03-01T05:00:00+00:00


Las relaciones con su marido habían tenido variaciones notables en aquellos tres años, y ella las interpretaba según el estado de ánimo con que regresara de la isla. El hombre de los veinte dólares, cuyo recuerdo la amargaba, le había abierto los ojos a la realidad de su matrimonio, sostenido hasta entonces por una felicidad convencional que esquivaba las discrepancias para no tropezar con ellas, como se esconde la basura debajo de la alfombra. Nunca habían sido más felices que entonces. Se entendían sin hablar, se morían de la risa de sus propias travesuras y hacían unos amores atolondrados que parecían de adolescentes.

El destino de la hija se resolvió fácil y sin prisa. La despidieron con una velada íntima, a la que fue invitado el músico de jazz con su novia nueva. Doménico y él improvisaron una revisión muy personal de los contrastes para piano y saxofón de Béla Bartók y todos se hicieron viejos amigos a primera vista.

Se la entregaron a las Carmelitas Descalzas en la misa ordinaria del convento. Ana Magdalena y el esposo se vistieron como para un funeral, pero Micaela llegó con una hora de retraso y sin haber dormido, con el huipil de la madre, sus eternos zapatos de tenis, un maletín con sus artículos de tocador y un álbum de Van Morrison que le habían regalado a última hora. Un cura casi adolescente, de piel biliosa y con un brazo escayolado, le dedicó una plática festiva con una última oportunidad para arrepentirse si no estaba segura de su vocación. Ana Magdalena hubiera querido tributarle a la hija una lágrima de adiós, pero no la consiguió en un ámbito tan convencional.

La vida había cambiado después del tercer viaje. Al volver a casa, Ana Magdalena había tenido la impresión de que el marido empezaba a hacerse preguntas sobre sus noches en la isla. Por primera vez quiso saber a quién había visto. Podía haberle contado el incidente completo con el doctor Aquiles Coronado, pues el esposo estaba al corriente de aquellos asedios seniles, pero se detuvo a tiempo por no darle otro punto de apoyo para seguir pensando en las noches de la isla.

El amor se había hecho distinto. De provocador y travieso en la cama, Doménico se volvió inapetente y perturbado. La esposa no lo atribuyó a la edad sino a alguna sospecha que el marido pudiera tener de sus noches en la isla. Pero una reflexión más juiciosa volteó la situación al revés, y entonces fue ella la que empezó a pensar que el marido sufría un desgaste secreto fuera de casa.

Ana Magdalena se había adaptado a él, se hizo como él, y él la conoció tan a fondo que terminaron por ser uno solo. Desde antes de casarse la habían prevenido contra el modo de ser del novio. Sobre todo, contra su poder de seducción y su coquetería devastadora, en especial con sus alumnas de música, pero ella no prestó oídos a rumores ni se dejó ganar por la duda. Sin embargo, cuando arreglaron el compromiso no pudo resistir la tentación de preguntárselo, y él negó todo.



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